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13 pasos para crear un portafolio web que convierta usuarios a clientes

13 pasos para crear un portafolio web que convierta usuarios a clientes

¿Buscas crear el portafolio perfecto para conseguir que tus visitantes de conviertan en clientes? ¡Has llegado al artículo apropiado! Echa un vistazo a estos 13 consejos sobre cómo crear un portfolio web que convierta usuarios a clientes.

1. Todo lo que necesitas va en la página de inicio

¿Creías que esto era una guía para organizar el portafolio de tu sitio web? Pues no. Esto es una guía para crear un portafolio web que convierta a usuarios en tus clientes. Y dicha creación comienza, precisamente, en el momento exacto en el que tu cliente llega a tu sitio web… lo que más que probablemente haga a partir de la página de inicio.

Por tanto, dicha página de inicio tiene que contener información suficiente y suficientemente eficaz para que el visitante a tu sitio web quiera convertirse en tu cliente.

Y así, si la página de inicio de tu sitio web contiene la información adecuada —tanto en cantidad como en calidad— puede que dichos visitantes quieran ir a tu sección de portafolio en la que puedan comprobar la calidad de tu trabajo.

También plantéate que cuantas más páginas tenga tu sitio web, menos control sentirá el visitante sobre su «viaje» en ella. Una experiencia de navegación confusa o, mejor dicho, confusamente amplia dejará a tu visitante con una sensación de duda al respecto de si debería (o no) visitar todo el sitio para saber exactamente cuáles son tus capacidades y tus posibilidades… y cuáles son las suyas al respecto de, finalmente, contratarte o dejarlo pasar…

2. Todas las páginas de tu sitio web ayudan a la conversión

Si tienes alguna página que no invite a la conversión o que suponga bien un «callejón sin salida» para el visitante —esto es, que lo deje preguntándose adónde debería ir después) o bien una «vía de salida» —es decir, algo que aleje a los visitantes de tu embudo de conversión (como, por ejemplo, un enlace externo a tu sitio web)—, ¡elimínala!

Elimina, en general, todo aquel enlace que promueva otros canales de marketing que no sea ese mismo que el visitante y potencial cliente tiene entre las manos —tu sitio web, por si ya se te había olvidado—.

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3. ¿Cuánta forma de embudo tiene tu web?

Si la respuesta a esta pregunta es «poca» o, peor aun, «no sé», ¡mal vamos!

Un sitio web que convierta visitantes en clientes tiene que tener forma de embudo. Como hemos mencionado, cuanto más control ejerzamos sobre qué, cómo, cuándo y dónde ve un usuario, más probable es que le estemos ofreciendo la información adecuada para convertirlo en cliente.

4.- Los proyectos mostrados se enfocan en los resultados, no en la apariencia

Sé que puede parecer difícil desde un principio, mucho más si tus productos o servicios se basan en algún tipo de factor estético, pero la vida —y mucho más la comercial— es así: el público, además de algo que se le meta por el ojo, busca soluciones a sus disyuntivas. Y en la mayoría de los casos no hay solución que pase solo a nivel de una mejora estética.

Por tanto, además de disponerlos de una forma hermosa, concéntrate en destacar los resultados. Incluso si el rubro de tu negocio no da para ello, trata de enfocarlo de forma tal que dichos resultados estén, de una forma u otra, destacados en cada elemento de tu portafolio.

Otra forma de verlo, de hecho, es esta: haz que tus proyectos —los que muestras en tu portafolio— se enfoquen en cómo impactaron positivamente al cliente —y no tanto en la calidad profesional de tu trabajo en sí mismo.

Tenlo presente: la calidad de tu trabajo solo es relativa —y directamente— proporcional a la efectividad que dicho trabajo ha supuesto a tus clientes en el desempeño de sus respectivas vidas o de sus respectivos negocios.

5.- ¡Reduce tu número de proyectos!

Está claro: has pensado que, como estrategia, a más de impresionar por la calidad de tu trabajo, va a impresionar por tu prolificidad; esto es, por la abundancia de proyectos que eres capaz de presentar.

¡Error!

Piénsalo bien: ningún potencial cliente necesita ver más de 3, 4 o —a lo sumo— 5 trabajos para decidir si te quiere o no contratar. Ponerle ante la tesitura de tener que elegir qué 3, 4 o 5 trabajos quiere ver de entre los 3.737.233 trabajos que has hecho en toda tu carrera profesional es un flaco favor de cara al potencial cliente… y un flaco favor de cara a tu intención al respecto de que dicho cliente potencial te acabe contratando.

6.- La información crítica es fácilmente visible

Por favor, no ocultes la información crítica. No la pongas «al otro lado de un clic» ni animada de forma bonita —por muy bonita que sea la forma de la animación— con la necesidad de pasar el ratón por encima —por ejemplo— para que se muestre dicha información.

Sé que parece obvio, pero a veces nos perdemos en las obviedades. Y esto es una obviedad muy grande: el cliente (potencial) busca encontrar, no busca buscar. Si le das la posibilidad de encontrar lo que busca de manera fácil en lugar de darle la posibilidad de buscar lo que ya de por sí está buscando… piénsate que, si no, de otro modo, estás complicándole la labor. Y si el cliente te está buscando —o está buscando servicios o productos como los tuyos— es porque quieres que tú le soluciones la vida… ¡no que se la dificultes todavía más!

Recuerda: KISS (Keep It Simple, Stupid!)… and goodbye.

7.- Tus copies están optimizados

¿Y qué es un copy? «Copy» es otro absurdo anglicismo adoptado en el mundo del marketing y que se traduce como «todo aquel texto puesto a disposición del espectador y que espera, de algún modo, invitar a dicho espectador a realizar una acción, generalmente de tipo o finalidad comercial».

¿Y cómo se optimiza un copy? Con reflexión, práctica y observación. Es decir: primero, reflexionando qué es lo que quieren leer tus clientes, cuánto están dispuestos a leer y cuánto van a comprender de lo que lean; segundo, no conformándote con la primera versión (ni con la segunda ni con la tercera). Practica, practica y practica. Porque solo la práctica hace a los grandes maestros. Y, tercero, finalmente, observa. Observa qué copies funcionan mejor y cuáles no… y, por obvio, ¡concéntrate en los primeros!

8.- Los proyectos de tu portafolio se centran en tus clientes, no en ti

Nuevamente, tu cliente no quiere contratarte para enaltecer tu portafolio —y, por tanto, tu negocio—, sino el suyo. Por tanto, asúmelo desde ya, tu portafolio no se trata de ti ni de tu trabajo… se trata de tu cliente y del éxito que dichos clientes han tenido a partir de que te contrataron a ti para la que fuera la finalidad. Consigue que tu portafolio muestre eso claramente y habrás ganado la mitad de la carrera al triunfo.

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9.- Contact everywhere

¿Qué métodos de contacto prefieren tus clientes potenciales? Quizás, después de mucha investigación y observación, seas capaz de responder a esa pregunta, si bien, tanto si eres como si no eres capaz, he aquí mi recomendación: utilízalos todos. Algunos clientes (potenciales) preferirán una llamada tradicional por su efectividad y su diligencia; otros, en cambio, quizás quieran el relativo anonimato que les proporciona el correo electrónico; otros, en cambio, irán directamente a aquello sin lo que no pueden vivir o con lo que están más acostumbrados a comunicarse con allegados, clientes y proveedores, ya se trate del WhatsApp o de las redes sociales.

Proporciona, por tanto, cuantas formas de contacto puedas, sin olvidar el típico formulario de contacto e incluso un chat —o similar— a través del que te puedan contactar directamente desde tu sitio web.

En este caso sí que, como suele decirse en inglés, «the more, the merrier». O, dicho de otro modo, pon a disposición de tus visitantes tantas formas de comunicarse contigo como te sea posible.

10.- Metodología F·Á·C·I·L para el formulario de contacto

La metodología FÁCIL a la hora de diseñar un formulario de contacto es muy fácil de seguir, ya que solo tiene una regla: «¡Hazlo contenidamente sencillo!»

Pregunta lo verdaderamente básico, porque si haces que tu cliente (potencial) tenga que aportar más información de la que, por un lado, esté dispuesto a darte y, por otro, tenga ganas de darte… ¡volvemos a ir mal!

En principio, nombre, correo electrónico y el mensaje que quieran hacerte llegar debería bastar y sobrar a la hora de confeccionar el formulario de contacto de tu sitio web.

11.- ¿Alguien dijo «Analíticas»?

Pues si no lo dijo nadie, lo decimos nosotros: instala herramientas de análisis en tu sitio web. Google Analytics —gratis y enorme— es tu mejor opción, pero hay otras que quizás quieras considerar.

Sin herramientas analíticas, seguir el flujo de los visitantes de tu sitio web y, por tanto, establecer una relación directa entre dicho flujo y la tasa de conversión va a ser una tarea francamente imposible.

O, como estoy seguro de que ya has escuchado en más de una ocasión: lo que no se mide no existe y lo que no existe no se puede mejorar.

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12.- La simpleza es la clave

Esto es, una vez más, especialmente importante en el caso, sobre todo, de sitios web de productos y servicios enfocados en la estética, pero aplicable en cualquier caso a cualquier otro tipo de sitio web. Y es que muchas veces, se trate de lo que se trate el producto o servicio que se está ofreciendo, tendemos a darle especial relevancia a los acabados estéticos. Y acabamos equiparando esa relevancia a complejidad, como si un diseño más complejo fuera obligatoriamente un mejor diseño.

Nada más lejos de la realidad. Así estés operando productos o servicios de índole puramente estética, no hay nada más bello que la simpleza. Como diría un sabio poeta canadiense —Leonard Cohen—, [let ‘em be] upheld appealed by the simplicity of pleasure», si bien en este caso podríamos invertir un poco los términos del verso y decir que «el usuario tiende a ser atraído por el placer de la simplicidad». 

Es decir, en resumen, haz de tu sitio web uno en el que lo simple y lo profesional destaquen por encima de cualquier otro valor, especialmente el estético.

¿Quiere decir esto que los sitios feos convierten más? En absoluto. Lo que quiere decir es que no hagas que la estética prime sobre la funcionalidad. Y para que algo funcione «de cara a cualquier tipo de público» la clave es la simpleza. De otro modo, imagina a tu abuelita tratando de programar un VHS de los de los 90 y tendrás un poco la idea de lo que estoy diciendo lo más clara posible. Es más, como prueba de fuego —aka «user’s test»— no se me ocurre una mejor: si tu abuelita o abuelito son capaces de contratar tu servicio… ¡triunfo!

Esto, además, no implica solo funcionalidad y simplicidad, sino también tiempos de carga, legibilidad de las fuentes, adecuada responsividad móvil… y una experiencia de usuario no solo asequible para cualquier público sino también atractiva para cualquiera de ellos.

13.- Tu marca está linda y tal, pero no eres la Coca-Cola

O quizás si lo eres. Pero si lo eres, no sé qué haces leyendo esto. No necesitas saber nada al respecto de cómo organizar tu sitio web para vender más y mejor. Quiero decir… ¡eres la maldita Coca-Cola! Y la «maldita Coca-Cola» vende simplemente por existir habido el descomunal posicionamiento de tu marca.

Si tú haces bien tu trabajo —y consigues muchos clientes además de su más plena satisfacción una vez tras otra–, quizás algún día no haga falta que hagas un sitio web que convierta visitantes en clientes porque dicha marca hablará más alto y más fuerte por ti y por tu trabajo de lo que tú nunca jamás serás capaz de hablar por ti mismo.

Ahora bien, mientras ese día llega, no dejes que tu marca eclipse tu trabajo. Está bien que la representes, sin duda… pero, una vez más, tu cliente no quiere saber cuán bella, popular o bien posicionada está tu marca… lo que quiere es es saber si la suya llegará a serlo o a estarlo tanto… como la Coca-Cola. Así que haz que tu cliente –y su marca— sientan que están en camino a hacer de su marca —y de su negocio— unos exitosamente similares a los de la Coca-Cola… y no que están contratando a la Coca-Cola para sentir que nunca llegarán a ser tan grandes como tú… o como la Coca-Cola.

O, en resumen, haz que tu sitio web —y especialmente tu sección de portafolio— se trate de tus clientes, no de ti.

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O échale un vistazo al portafolio de AGLAYA y déjanos en comentarios —a continuación— tu opinión al respecto.

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Ibai Fernández

Con su hogar a ambos lados del Atlántico, Ibai es creativo por naturaleza y experto en marketing y comunicación de profesión. Psicopedagogo, escritor, músico, fotógrafo, cineasta, actor… Fundador de AGLAYA y de Elm St. Productions, entre otros proyectos.
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